Por cumplir órdenes de Vidal, una médica del Servicio Penitenciario sufre agresiones y amenazas
Comisaría 5ta de La Plata.

Por cumplir órdenes de Vidal, una médica del Servicio Penitenciario sufre agresiones y amenazas

16.4.2019. Una médica que trabaja en el área de Salud Mental del Servicio Penitenciario Bonaerense denunció en sede policial haber sido amenazada con un arma de fuego y sufrir golpes en la vía pública por parte de dos hombres quienes, en lenguaje carcelario, le advirtieron: “Dejá de pararte de manos y andá a la U34”.

En definitiva, lo que le dijeron a la mujer es que se abstenga de seguir con el enfrentamiento contra las personas que trabajan en su misma área, y que acepte el traslado a dicha unidad carcelaria neuropsiquiátrica masculina ubicada en la localidad platense de Melchor Romero.

Pero lo padecido por la profesional, de acuerdo a lo que pudo reconstruir este portal, no es producto del azar.

A poco de asumir el Gobierno bonaerense en diciembre de 2015, la gobernadora María Eugenia Vidal anunció una depuración y ordenamiento de dos organismos controvertidos que dependen de su administración: la Policía Bonaerense y el Servicio Penitenciario Bonaerense.

En esta última dependencia, intervenida en octubre de 2016, el foco estuvo puesto en la transparencia de la gestión y el análisis de situación del personal administrativo. Respecto a los guardiacárceles se hizo especial hincapié en estudios vinculados a la capacidad para el manejo de armas y en denuncias sobre consumo de drogas o de casos de violencia familiar.

La evaluación del plantel a través de auditorías permanentes generó, muchas veces, enfrentamientos entre los mismos profesionales encargados de llevar adelante los estudios.

Este parece ser el caso de la médica que denunció amenazas y las radicó este lunes en la Comisaría 5ta de La Plata. Allí, la profesional dijo que todo comenzó en el Departamento de Medicina Laboral y Junta Médica Psiquiátrica, en donde presta servicios.

Allí, siempre la denuncia, tuvo duros cruces con una psicóloga que se negaba a ser trasladada a La Plata (como vive en un country de la localidad de Canning, que es compartida por los Partidos de Ezeiza y Esteban Echeverría, prefería un lugar  de trabajo más cercano), con quien se enfrentó porque ella misma fue la encargada de notificarla de la situación.

“Después de ese hecho comenzaron los hostigamientos, los ninguneos y desprecios a mis informes”, recordó ante este portal la médica amenazada, quien prefirió preservar su identidad.

Esos cruces comenzaron en abril de 2018, cuando en ese momento estaba a cargo de la Dirección de Sanidad Penitenciaria el abogado Javier Zoulemian, quien tiempo después fue reemplazado por el médico Javier González.

Las agresiones de la psicóloga hacia la médica dentro del área de Medicina Laboral no se detuvieron. En muchas ocasiones, la víctima sufrió problemas cardiológicos que debieron ser atendidos con relativa urgencia.

Pero el hecho más grave ocurrió en noviembre último, cuando en una reunión del equipo de trabajo la psicóloga comenzó a insultar de forma contínua a la médica, situación que a esta última le provocó un desmayo y posterior internación en el Hospital Italiano.

Desde allí hasta el presente, se sucedieron una serie de hechos que llaman poderosamente la atención: juntas médicas para analizar el porqué de la extensión de las licencias que le otorgaron por el stress post traumático que le produjo la agresión; controles exhaustivos de los certificados emitidos por el psiquiatra que la diagnosticó; persecución laboral; traslado a la Unidad 34 cuando estaba de licencia (como, lógicamente, no asistía al lugar de trabajo, figuraba como “ausente sin aviso”, que de no ser advertida por un conocido de esa situación podría haber sido despedida bajo el cargo de “abandono de servicio”) y destrato permanente.

Lo paradójico del traslado a la U34 fue que ella misma, como médica, fue la que auditó al personal que ahora debía cuidar de su integridad física en esa cárcel: según unos informes, algunos no estaban aptos para manipular armas, tuvieron problemas con el consumo de estupefacientes o fueron denunciados en casos de violencia familiar.

En definitiva, la mujer está convencida de que su trabajo lo hace en cumplimiento de lo ordenado por la propia gobernadora Vidal: “Por cumplir con ese requerimiento estoy pagando las consecuencias”, le dijo a este portal.

“Estoy haciendo el trabajo para el que me convocaron”, destacó.

El viernes último a la noche, la médica se dirigía a la parada de colectivos por la zona de 62 y 31. En esa circunstancia fue abordada por dos hombres que le tapan los ojos con las manos, la apoyan contra un árbol y comienzan a golpearla en los brazos y las piernas con un elemento –cree- similar a una tonfa. Además, a la altura de las costillas del lado derecho le apoyaron lo que también creyó ser un arma de fuego.

Los estudios posteriores que le hizo el cuerpo médico forense constató las lesiones: la marca circular de lo que podría ser una pistola y los moretones producto de los golpes sufridos.

“Dejá de pararte de manos y andá a la U34”, le dijeron. Y después le ordenaron que se vaya caminando “sin darse vuelta”.

No obstante, la médica dejó aclarado en sede policial que si bien lo de su compañera fue un hecho que la “movilizó psicológicamente”, no cree que la agresión sufrida “haya sido orquestada por ella”.

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