7.5.2020. Origen Consultora realizó su segundo informe de situación política argentina en lo que va de 2020:
Un nuevo actor político
El protagonista de estos días en Argentina y en el mundo es el Coronavirus. Una Pandemia que no para de sorprender por las consecuencias sanitarias, sociales y económicas que deja a su paso. El “enemigo desconocido”, como suelen llamarlo analistas y políticos, ha puesto a prueba la flexibilidad y capacidad de gestión de todos los gobiernos del planeta.
Lo que es cierto es que nadie sabe cómo enfrentar una Pandemia en los tiempos modernos y nuestro país no es la excepción. Tal vez contamos con la ventaja de haber visto lo que sucedió en otros lugares y así poder tomar medidas que eviten la catástrofe.
Luego del primer shock de entrar en cuarentena, la mayor parte de la población tomó conciencia de la gravedad de la situación. Se puede decir que -en este tema- el presidente actuó con autoridad. Logró instalar la idea del riesgo que se corría si no se cumplía con un estricto confinamiento y eso tuvo su correlato en la disciplina social con que se vivió y se vive el tema.
Luego de groseros errores de comunicación, el ministro de Salud demostró ser una de las personas más preparadas para afrontar la crisis sanitaria. Nadie duda de la solvencia que está demostrando para afrontar una situación con escasos recursos. Tal vez sea éste uno de los puntos positivos para rescatar en una atmósfera dramática.
Un regreso clave
El 22 de marzo volvió Cristina Fernández de Kirchner de Cuba. Muchos pensaron que iba a ceder la conducción total del país a su elegido para gobernarlo. Sin embargo, poco a poco, fue demostrando que no quiere perder protagonismo en el escenario del poder.
La ex presidenta generó un innecesario conflicto con la Corte al pedirle que se expida sobre la oportunidad de sesionar en medio de la Pandemia. Es sabido que la República Argentina goza de la división de poderes y el Senado tiene autonomía para tomar esa decisión. El máximo órgano judicial del país respondió como era de esperar: se excusó de opinar sosteniendo que el Poder Legislativo estaba facultado para decidir cuándo y cómo sesionar sin necesidad de opiniones ajenas.
También se hizo cargo de las relaciones con los proveedores de insumos materiales y humanos. Con Cuba gestionó la llegada de 200 médicos de ese país y con China hizo otro tanto pero con recursos materiales. En los días que corren, nueve aviones irán y vendrán con material médico desde el país asiático.
El conflicto desatado por la liberación de los presos también la llevó a tener un rol protagónico. Luego de varios desacoples en la comunicación oficial, fue ella quien ordenó la cuestión y provocó que el presidente y el gobernador de la provincia de Buenos Aires expusieran posturas comunes sobre el tema casi al mismo tiempo. Le endosaron la responsabilidad al Poder Judicial, más allá que tanto la población como la dirigencia política entienden que estos asuntos no se llevan adelante sin aval del Poder Ejecutivo.
Vale la pena recordar que en el año 2001 ocurrió la última gran crisis económico social, que derivó en la profunda crisis política ya conocida. En ese entonces, los cacerolazos tuvieron dos destinatarios: la clase política y el Poder Judicial por sus fallos respecto al corralito. Salvando las distancias, las cacerolas que se golpearon el 30 de abril a la noche fueron dirigidas a las mismas corporaciones.
Por último, en los últimos movimientos de los gabinetes nacional y provincial mostró toda su influencia. Sergio Affronti en YPF, Fernanda Raverta en Anses y Andrés Larroque en el Ministerio de Desarrollo para la Comunidad de la provincia de Buenos Aires son personas que responden a Cristina Fernández de Kirchner más que al presidente.
La oposición, en cámara lenta
Hasta ahora la oposición se ha mostrado complaciente con todas las medidas tomadas por el gobierno. Las explicaciones pueden ser múltiples. La primera es que sigue en un trabajoso proceso de reordenamiento. Otra es un cierto temor a ir contra lo que piensan sus votantes (en su mayoría están de acuerdo con las decisiones del presidente). Una última posibilidad es que sienta cierta debilidad o miedo al error ante semejante tamaño de crisis y que esto haga poco atractivo entrar en discusiones intestinas con la facción gobernante.
Luego de cuarenta días de confinamiento, donde el presidente gobernó a fuerza de decreto, se empiezan a oír las primeras voces opositoras. Es posible que hayan sido impulsadas por la presión social que genera la profunda crisis económica, sumada a las sentencias que dictaron prisiones domiciliarias y excarcelaciones masivas.
Un reciente informe hecho en AMBA, sobre el nivel de confianza en las instituciones, muestra a la oposición en el último lugar con un 68,7 % de desconfianza contra sólo un 27,2% de confianza. Esto no hace más que reafirmar el crédito que han perdido en la población los opositores.
Cambió el punto crítico
Cuando la Pandemia aterrizó en Argentina, el presidente dijo que si tenía que elegir entre la salud y la economía, iba a hacerlo por la primera. Luego de más de un mes de cuarentena, todo tipo de preocupaciones económicas golpean las puertas de la Casa de Gobierno demostrando que la crisis económica supera la sanitaria y empieza a ser urgente motorizar algunos aspectos de la economía.
El desempleo, el cierre de comercios y fábricas provocaron la creación del Programa de Asistencia a la Producción y el Empleo plasmado en el DNU 332/2020. Un alivio, pero no una solución. En el medio se declaró un virtual default y no se tiene noción hasta que niveles llegarán la emisión monetaria y el déficit fiscal. El Estado –en todos sus niveles– está recaudando poco y gastando mucho porque la situación así lo determina.
Para sumar dificultades a la golpeada economía argentina, se sumó la crisis internacional del petróleo que dificultará la llegada de inversiones a Vaca Muerta por un largo tiempo. Hay que recordar que este era un tema clave, en la propuesta que el ministro Guzmán llevó a la mesa de negociaciones con el FMI, antes del avance de la Pandemia.
Además, hay que tomar en cuenta el largo historial inflacionario del país. Es de esperar que cuando se salga de la cuarentena haya una natural reactivación económica, aumento del consumo y un consiguiente reacomodamiento de precios fruto de que los empresarios querrán recuperar los ingresos que no pudieron obtener por mantener su actividad productiva frenada o funcionando a un nivel menor de lo habitual.
Un capítulo aparte merece la disparada del dólar blue. Es cierto que no es determinante para la inflación ni para la política monetaria en su conjunto, pero es real que impacta en el imaginario de la gente y termina transformándose en un precio de referencia. La brecha con el dólar oficial hoy es del 70 %.
El Gobierno tomó como primera medida restringir la compra de moneda extranjera por parte de aquellas empresas tomadoras de créditos blandos ofrecidos por el Estado. Con eso acota la potencial especulación de quien quiera comprar dólares oficiales y venderlos en el mercado blue. Sin embargo, la brecha puede seguir agrandándose y alguna medida habrá que tomar.
Entre las alternativas posibles no hay que descartar una nueva devaluación que acorte la brecha cambiaria o una nueva versión del “corralito” sólo para los depósitos en moneda extranjera. De esto modo se limita la circulación de dólares y - de algún modo - se controlarían posibles oscilaciones en su valor.
Queda por definir por dónde se va a motorizar la economía y generarán puestos de trabajo. El Gobierno confía más en sí mismo que en los privados y por eso está detrás la creación de un nuevo tributo a las grandes fortunas. Pero una estructura estatal sobredimensionada y poco dinámica como la argentina no parece ser la mejor para lograr ese objetivo.
El mundo en crisis
El capitalismo mundial afronta la mayor crisis de su historia. Europa se está endeudando a niveles históricos para poder afrontar los gastos que demande la Pandemia. Tal vez la férrea y ordenada conducción de Angela Merkel sea lo que le dé estabilidad al Viejo Continente.
Estados Unidos se dirige hacia niveles de desempleo record. Habrá que ver cómo hace Donald Trump para afrontar la campaña electoral en medio una debacle económica histórica. Por otra parte, su principal contrincante –Joe Biden– en sociedad con Obama acortan distancias sumando los votos de las minorías norteamericanas. Desenlace incierto no sólo para Norteamérica sino para un mundo acostumbrado a recurrir ese país para las grandes decisiones y apoyos económico financieros.
El tercer protagonista en el escenario mundial hoy es China. En estos momentos, su economía está funcionando en un 85% mientras casi la mitad del mundo sigue confinado. Es proveedora de insumos médicos para –prácticamente- todo el planeta y espera pacientemente la salida de la cuarentena de varios países para cerrar nuevos acuerdos comerciales imponiendo condiciones.
Por otro lado, tomó la medida de cancelar el dólar para las transacciones bursátiles e inmobiliarias en ese país. Puede parecer un dato menor, pero si se tiene en cuenta que el dólar representa al 25 % del dinero circulante en el mundo y que en China habita casi un quinto de la población mundial, acaba siendo una cuestión de trascendencia.
En el contexto que estamos viviendo, la salida parecería estar –como lo estuvo en la Segunda Guerra Mundial– por el lado del multilateralismo y la cooperación. Los modelos proteccionistas y metanacionalistas asumidos por Estados Unidos, Inglaterra y Brasil -antes de la Pandemia- no parecen ser los mejores para el mundo que vendrá.
Por eso no parece ser buena la posición asumida por Argentina de no acompañar las negociaciones de libre comercio del bloque Mercosur con distintos países del mundo. Lejos de proteger a las empresas locales, las complica obstaculizándoles el acceso a nuevos mercados e incluso predisponiendo mal a nuestros principales socios regionales. En el mismo sentido, no ayuda tampoco la públicas diferencias con Chile respecto de cómo tratar la Pandemia.
A pesar de esto, hay algunas cuestiones que pueden ayudar a la Argentina post cuarentena. El ya mencionando nivel de endeudamiento europeo ayudará a la comprensión respecto de nuestra posición financiera a la hora de evaluar al país en la renegociación de la deuda externa.
Otra cuestión es la también mencionada reactivación asiática con algunos meses de antelación al resto del mundo. Allí habrá mercado donde colocar los productos argentinos y así empezar a reactivar la economía.