28.5.2020. Los vecinos que viven en la periferia de La Plata, conocedores de penurias por la falta de acceso a servicios básicos para poder vivir dignamente, viven temerosos por las noticias que diariamente llegan de otras zonas de la provincia de Buenos Aires, como la sucedida recientemente en la Villa Azul que comparten los municipios de Quilmes y Avellaneda. Los aumentos de casos de contagios de personas con Coronavirus son la luz de alarma de lo que puede suceder en esos barrios de la capital bonaerense, que no están exentos de padecer la misma situación.
“La Plata corre el peligro de convertirse en la ciudad con mayor casos de infección de COVID-19 de toda el AMBA por la inacción del gobierno municipal”, dijo casi a los gritos un vecino de Villa Elvira.
La ciudad de La Plata tiene un 38 % de pobreza, con asentamientos en los que vive cerca del 20 % de la población platense, es decir, alrededor de 140 mil personas. La población total es de aproximadamente 720 mil habitantes, lo que da la pauta de la gravedad de esas cifras.
Mientras este miércoles el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, impactó a la ciudadanía con la durísima expresión “esto es peor que una bomba nuclear“, con relación a la situación de la Pandemia en Villa Itatí y Villa Azul, en esta ultima con el 60 % de los hisopados realizados que dieron positivo, el mismo vecino dijo que mientras eso sucede en Quilmes y Avellaneda, “en La Plata, el intendente “(Julio) Garro duerme la siesta”.
El agravante de esta situación es que en la capital de la Provincia se dejaron sin operativos preventivos a miles de vecinos platenses que viven en los asentamientos que se sitúan a sólo 40 cuadras de la Gobernación y el Municipio, que cubren toda la Zona Sur de la ciudad.
Allí, las personas viven en casillas sin cloacas, en casas con pisos de tierra, en donde el distanciamiento social es imposible, la higiene también por falta de agua potable, por falta de servicios de salud, en donde solo existen los dependientes de Cáritas.
“Parece que Garro espera que explote esa bomba nuclear a la que se refirió Berni, pero por su propia inoperancia”, agregó el vecino.
Sólo basta ver por medio del Google Maps: de calle 90 hacia 600, según la altura, desde 122 hasta el Cementerio, se encuentran viviendo los platenses con mayor vulnerabilidad y abandono durante décadas. Las únicas salas de primeros auxilios, centros odontológicos, apoyo escolar, (para chicos de 10 años que casi no saben leer ni escribir) son de la Iglesia, con ausencia total de presencia alguna del Estado.
Esas personas están sin posibilidad de recibir alimentos, “salvo los que llegan por Cáritas (entidad de la Iglesia Católica que asiste a personas de bajos recursos), que por lo que yo sé tiene más de 50 años de presencia en los barrios de la zona”, agregó una vecina adulta mayor.
Consultado al respecto de este despliegue, un vocero vecinal precisó que el gobierno de Garro “creó Comités de Crisis barriales en las delegaciones de Ringuelet, Tolosa, City Bell, Lisandro Olmos, Abasto y Arturo Seguí, pero ninguna en la zona de mayor riesgo que son los asentamientos de calle 90 hacia 600, desde 122 hasta el Cementerio”.
“La administración Garro realizó operativos en conjunto entre las Secretarías de Gobierno y Salud, más de 50 agentes municipales encabezaron este domingo un operativo sanitario en la cuadrícula conformada desde 87 a 90 y de 19 a 23, dejando en evidencia que volivó a dejar afuera a los cientos de miles de vecinos en mayor situación vulnerable”, destacaron por su parte integrantes de entidades comunitarias.
Los habitantes de Villa Elvira, en tanto, cuestionan al gobierno de Garro porque “para ellos, La Plata termina en Calle 90, existen solamente avenidas y no existe nada a una cuadra de cada lado de ellas, donde se vive el abandono total del estado municipal”.
En tanto, el Municipio indicó en un reciente informe oficial que en Villa Elvira hay 10 casos de COVID positivo, pero este análisis sólo llega a la calle 89.
“Este virus no se comporta como el agua de la inundación del 2 de abril de 2013, no pasa y se va… llega, se queda y se transmite a toda la ciudad por miles de desprotegidos de su gestión”, concluyen los vecinos.