9.6.2020. La tragedia del 9 de junio de 1956 tiene raíces que precedieron a esa fecha: en primer lugar, la idea dominante en la Dictadura de la necesidad del "escarmiento sangriento", basado en la leyenda negra del peronismo, creando una falsa imagen de un país arruinado por el régimen depuesto. Esta leyenda negra se clava en la mente y el corazón de muchos hombres que sin tener voluntad criminal se harán ejecutores o cómplices del crimen.
Las responsabilidades personales se pueden dividir en cuatro categorías:
Grupo Autor
Este grupo lo componen los miembros del gobierno presidido por el general Pedro Eugenio Aramburu y la escala de responsabilidades individuales es la misma de la ubicación jerárquica dentro del gabinete. Después del presidente Aramburu le sigue al almirante Isaac Rojas, el secretario de Guerra, teniente general Arturo Ossorio Arana, el secretario de Marina, Teodoro Hartung y Julio Krausse secretario de Aeronaùtica, y el resto del gabinete.
Grupo Instigador
Este grupo estÁ integrado por la dirigencia política más antiperonista, los personeros de la banca financiera internacional, los juristas al servicio de esos intereses como Eduardo Busso y Sebastián Soler, la mayoría de los miembros de la Junta Consultiva Nacional, Zavala Ortiz que se jacta de ser el único civil que participó del bombardeo del 16 de junio, Américo Ghioldi quìen exclama alborozado "se acabó la leche de clemencia", López Serrot, Gauna, y Luis María Bullrich que se pasan la noche en vela para darle aliento al gobierno en la represión, Silvano Santander, Ernesto San, Sino Martino y Arturo Mathov "gorilas" recalcitrantes, siempre reclamando persecución y castigo, al igual que Cueto Rúa y Manuel Ordóñez.
Grupo Ejecutor
Este grupo lo componen quienes son ejecutores directos de los fusilamientos: el teniente coronel Desiderio Fernández Suárez (José León Suárez), el capitán de navío Salvador Ambroggio (Lanúes), el general Juan Carlos Lorio (Campo de Mayo), el general Ricardo Arandia (Escuela de Mecánica del Ejército), el general Loza y el teniente coronel Clifton Goldner (Palermo-Penitenciaría) y el coronel Luis Leguizamón Martinez (La Plata).
Grupo Cómplice
Es la dirigencia de varios sectores de la vida nacional que se solidarizan, no con las victimas, sino con el gobierno, a saber: Arturo Frondizi, jefe del partido Radical, concurre a la Casa Rosada y le lleva la solidaridad de su partido. El Partido Socialista emite un comunicado "los jerarcas del régimen depuesto han provocado un nuevo día de duelo nacional, un nuevo derramamiento de sangre argentina".
La FUBA (Federación Universitaria Buenos Aires), mezcla híbrida de marxismo y liberalismo, emite una declaración en la que tilda de "reaccionario el golpe del 9 de junio que aspiraba a llevar al país a un régimen de dictadura fascista".
Ante la insurrección y los fusilamientos, lo único que se le ocurre al Partido Comunista es proponer "un gobierno de coalición democrática"...
Solo dos políticos no peronistas se manifiestan públicamente en repudio a los fusilamientos: Vicente Solano Lima y Marcelo Sánchez Sorondo en su semanario "Azul y Blanco" donde con conmovedoras palabras hace un sincero repudio de los fusilamientos. Raul Damonte Taborda desde su periódico "Resistencia Popular" pide clemencia por los vencidos, recuerda la tradición argentina e yrigoyenista y lamenta la sangre derramada.
En realidad, el 9 de Junio es un crimen postergado. La renuncia de Perón y la entrega ordenada del poder por la Junta Militar a Aramburu-Rojas, evitó que las matanzas del 9 de Junio se hicieran el 22 o 23 de Setiembre de 1955, acaso multiplicadas.
El 9 de Junio se fusila al Ejército Nacional, a partir de esa fecha e empequeñece, se sectariza, se envilece y se anarquiza día a día.
Juan José Valle ha muerto y en su tumba podría colocarse esta leyenda: "AquÍ yace el Ejército Nacional".
Elba Ponessa, en el final de su poema Romance a las Jornadas del 9 de Junio, expresa:
¡Ay! las bocas fraticidas
de las anónimas armas
¡Ay! los pobres fusileros
que tamaña infamia acatan
en sus pechos se marchitan
los nardos de la esperanza
mientras florecen claveles
enlutados en el alba.
Bibliografia: Mártires y Verdugos
Salvador Ferla
(*) Alberto Aispuru fue concejal de La Plata por el Partido Justicialista.