3.8.2020. Un enorme predio ubicado en la localidad de Etcheverry, Partido de La Plata, funciona desde hace muchos años como un refugio de caballos rescatados de la calle que luego son rehabilitados.
Precisamente, el campo de doce hectáreas está en 229 y 47. Ese lugar está a cargo de una mujer, Analía Perera, quien se encarga de todos los detalles habidos y por haber, como ser el rescate de los animales de la vía pública, la rehabilitación de los mismos, los tratamientos médicos y la alimentación.
Pero el trabajo de dicha mujer no se limita solamente al rescate y cuidado de los caballos, sino que va más allá: da clases de equinoterapia gratis a familias de bajos recursos y, también, de equitación.
En diálogo con este portal, Perera sostiene que uno de sus objetivos está enfocado en armar una “granja escuela destinada principalmente a la equinoterapia social”.
“Lo que quiero es hacer un aporte para la gente que no puede pagar este tipo de tratamientos, pero lamentablemente hoy no estoy recibiendo ningún tipo de ayuda del Estado municipal ni provincial”, agregó
Seguidamente, señaló que parte de su trabajo puede llevarlo adelante “gracias a algunas donaciones que hacen mis amistades, vecinas o vecinos”, para luego indicar que “en ningún momento tuve convenio alguno con el Estado”.
“Ahora, por el tema de la Pandemia de Coronavirus no estamos trabajando, pero hace cuatro años que veníamos dando clases gratuitas a personas de bajos recursos”, aclaró Perera.
En los últimos meses, se han visto publicidades del gobierno de La Plata en las que daba a conocer las “buenas nuevas” respecto al rescate de caballos de la vía pública, las cuales eran acompañadas por fotografías que daban cuenta del despliegue realizado por agentes de Convivencia Urbana y de la Policía Local. Luego, la Dirección de Protección Animal del municipio se encargaba de ponerlos a resguardo para su recuperación: la mayoría de las veces, el lugar elegido para esa tarea fue el predio perteneciente a Perera.
Actualmente, en el campo de Etcheverry hay 17 caballos, de los cuales 10 ya están preparados para trabajar en equinoterapia y equitación. “Ahora decidimos no darlos más en adopción”, comentó la propietaria del lugar.
“Es muy difícil trabajar en soledad, encargarse de los alimentos y la medicación de los caballos” asegura Perera.
Además, dice que lo más preocupante es que “el gobierno municipal me toma como referencia y sigue trayendo caballos rescatados de la calle para que me ocupe, como si este lugar fuera una dependencia de ellos”.
“Los funcionarios vienen, se sacan la foto para anunciar que con el rescate de los caballos está todo en orden y se van para no volver nunca más”, concluyó Perera.