7.12.2020. Desde que llegó el COVID-19, la política se puso en piloto automático con la excusa del que “hay que esperar”. Así mantuvieron a la mayoría de los sectores políticos, pero como dice un gran dicho, “podrás mentir a uno todo el tiempo, algunos en algún tiempo, pero no a todos todo el tiempo”. Con esa misma premisa, ciertos sectores de la política empezaron su éxodo a nuevos partidos políticos, a nuevas creaciones de partido político (Berni y otros están buscando crear sus propias marcas de partido político, o partido que estén al tiempo de caducidad), sin tener grandes éxitos.
Vino un militante a verme y me dijo: “Ahora en el Frente de Todos, cuando ganemos, tendrán para pagar a todos los militantes”.
¿Dónde queda la reflexión “cuando ganemos”?. Pensé que estábamos en el año 1983, cuando el Radicalismo arrasa en las elecciones y se queda con todo, pero después recordé, que en el año 1987 de la mano de Antonio Cafiero ganamos la provincia de Buenos Aires. Y luego en el año 1989 la Nación de la mano de Carlos Menem y en 1991 la Ciudad de La Plata de la mano de Julio Alak, y de vuelta el interrogante: “¿Cuando ganemos qué?”. Si en 2019, se ganó Provincia y Nación.
En La Plata, de manera insólita, la misma mesa de elecciones Escuela 52 de San Carlos -Mesa 1365- donde el peronismo había ganado mas del 25 % en las generales. perdíamos por el 35 %, estaba claro que la gente se había arrepentido, y de darle un mes más a Mauricio Macri, se corría el riesgo de perder. Y se salió 47 a 41, muy poco margen para llamarse a la soberbia rápidamente.
Pero bueno, así esta la situación: Florencia Saintout llamada al silencio sola (y por otro lado de la mano de Martín Alanis, su jefe político e íntimo amigo de Máximo Kirchner), y a la soberbia, de no responder a nadie y seguir con la eventualidad de la agenda institucional. A la espera que el tiempo pase para volver salir a la calle a mentir a quien se encuentre en el camino.
Pero no fue la única, así se sumaron un tendal de compañeros con cargosinstitucionales y políticos, para hacer oídos sordos al llamado de miles de compañeros y vecinos a sus necesidades esperando que las instituciones gastadas (ANSES, IPS, Desarrollo Social) sean las que cubran esas necesidades a dichos necesitados que nunca llega.
Así lo demostraron en la primera salida de los jubilados y también en el desastre catalítico del ministro de Desarrollo Social de la Nación, Daniel Arroyo, que compraba fideos más caros que las góndolas de supermercado o un almacén de barrio; y sin hablar de la falta de organización de los IFE. Sin olvidar el 4to IFE.
Todo esto lleva como resultado una sociedad inquieta y muchos peronistas sin líderes, inquietos de seguir y de creer. Ya no creen en los hechos y necesitan de promesas, pero de promesas más concretas, más sólidas y más inteligentes.
Alberto Fernández, decaído en su imagen, sigue con la misma incógnita: ¿Es, lo manejan o no sabe hacer realmente las cosas como presidente? Con querer hacer todo y no delegar es imposible gobernar. No solo ya lo han hecho otros presidentes, sino que además fue todo un fracaso.
Pero volvamos a la capital bonaerense: en La Plata no se sabe el panorama y tampoco se sabe quién esta con quién. Porque no se sabe si Victoria Tolosa Paz está con Saintuout o si Saintout se resignaría a acompañar a Tolosa Paz. O hacerlo trabajar al turco Julio Alak para poder ganar las elecciones y sin darle más que algún puesto menor, haciendo este todo el sacrificio. Y dejar afuera a los hermanos Bruera, que por más que no les guste Pablo Bruera fue intendente por dos períodos consecutivos.
Una incertidumbre donde los verdaderos actores de la política van a ser la sociedad misma. Porque a la hora de votar, ya no es más como antes que había un voto atado, ahora cada uno de los ciudadanos es el propio dueño de su mismo voto.
Continuará…