A 48 años del regreso del General Perón
Perón saluda tras bajar del avión.

A 48 años del regreso del General Perón

Texto: Alberto Aispuru (*).

17.11.2020. En medio de una llovizna pertinaz, el DC8 de Alitalia "Giuseppe Verdi" aterrizaba en la pista de Ezeiza. La claridad del fuselaje, contrastaba con el mito del "avión negro", que había imaginado la fantasía popular.

El gobierno militar (Lanusse) había proclamado feriado aquel viernes. Una multitud difícil de calcular por la dispersión de las columnas pugnaba por acercarse al aeropuerto. El Ejército había preparado un "cerco" de hierro utilizando unos 30.000 efectivos al mando del general Haroldo Pomar para obstaculizar tal propósito.

Un sueño imaginado por millones de argentinos se estaba concretando. Después de casi 18 años el Líder del Movimiento Peronista volvía a su Patria, cambiando el destino inexorable que lo condenaba como a San Martìn y Rosas, entre otros, a morir en el exilio.

Perón, el der de los trabajadores, volvía a su tierra para encabezar un proyecto de Reconstrucción Nacional.

Los peronistas que cruzaban el Río Matanza en un esfuerzo titánico para llegar a la pista protagonizaban un hecho histórico, no iban solos, los acompañaban la historia y los ausentes, los que habían caído en la resistencia, en las huelgas y tomas de fábricas, los que no aceptaron la proscripción política, los que se habían lavado las "patas en la fuente" el 17 de Octubre de 1945, los que pintaban con carbón en las paredes la P con la V del “Perón Vuelve”. Los que no olvidaban que el hombre que estaba por descender del avión era el que los había valorado como trabajadores, el de las vacaciones y el aguinaldo, los regímenes de horarios dignos, el que había conseguido para los asalariados una participación del ingreso nacional del 50 %. Los que habían obtenido el primer colchón, los primeros juguetes, la primera casa, o la máquina de coser.

Una lealtad inexpugnable a prueba de diatribas, de ausencias y distancia, los que con él y Evita habían recuperado el sentido nacional.

El cielo gris ocultaba el sol que alumbrada la alegría de los peronistas y las lágrimas, aún las varoniles.

Integré una columna, que desde las primeras horas del día buscaba acercarnos al aeropuerto: fue imposible, todas las calles estaban taponadas por el Ejército, nos estacionamos lo más cerca posible junto a centenares de compañeros, por la lluvia estaba en la caja de un camión, y como todos escuchamos por radio el aterrizaje del avión, comenzó la euforia, los abrazos, los saltos y los cánticos, nunca canté la marcha con tanta fuerza. Y algunas lágrimas se nos cayeron y se mezclaron con la lluvia en nuestros rostros.

Ese 17 de Noviembre de 1972 había terminado una larga pulseada protagonizada por Perón y el Partido Militar como representante del antiperonismo más recalcitrante.

La memorable foto de Rucci, el Secretario General de la CGT, exultante con el paraguas protegiendo de la lluvia al recién, al pie del avión, expresaba el sentimiento colectivo de alborozo y la lealtad del pueblo después de tantos años.

Millones seguían los hechos por la radio y televisn, dueños de una gama de sentimientos que iban desde el llanto a una emoción increíble.

El exilio de 6.268 días terminó y ahora: "Para un argentino no debe haber nada mejor que otro argentino”.

 

(*) Peronista Histórico. Concejal (MC) Partido Justicialista de La Plata

 

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