24.4.2021. Si de algo puede estar cansada la sociedad argentina en su conjunto es de las excepciones. Siempre parecen existir las malditas excepciones.
Y esta vez, en medio de la Pandemia de Coronavirus que además acecha con una segunda ola, ni el Gobierno nacional -con el presidente Alberto Fernández como testigo directo y emblema de lo que no se debe hacer- ni el Gobierno bonaerense respetaron lo que dispusieron para frenar los contagios.
El ejemplo de lo que no se debe hacer porque lisa y llanamente está prohibido se produjo este sábado y ante la vista de todos los medios de comunicación, cuando se llevó a cabo el velatorio del fallecido ministro de Transporte de la Nación, Mario Meoni.
Como se recordará, Meoni murió este último viernes por la noche cuando el auto que manejaba volcó en el Kilómetro 112 de la Ruta Nacional N° 7, a la altura de San Andrés de Giles, cuando iba en dirección a su ciudad, Junín.
Hace apenas cuatro días, el Gobierno bonaerense dispuso que Junín pasara a la Fase 3, a raíz del crecimiento sostenido de contagios de Coronavirus. Eso implicaba, tal como lo dispuso el Gobierno nacional en su momento y que contó con la adhesión del Gobierno de Axel Kicillof, la suspensión de actividades y reuniones sociales tanto en domicilios particulares como en espacios públicos al aire libre de más de 20 personas.
Desde las 10:30 de este sábado y hasta las 13, se realizó el velatorio en una casa fúnebre de Junín, a la que sólo ingresaron familiares y allegados. En la puerta del lugar hubo una gran cantidad de personas que se acercaron, lo cual fue el primer índice del descontrol que vendría luego.
Durante el cortejo fúnebre se produjo una enorme caravana de motos y bicicletas, que estuvo acompañada por vecinas y vecinos que recibieron el paso del mismo con aplausos y vítores.
El vehículo que trasladaba el cajón con los restos de Meoni ingresó al estadio de Sarmiento de Junín, club del que era un reconocido hincha. Allí el presidente de la institución, Fernando Chiofalo, colocó una camiseta sobre el ataúd ante la atenta mirada de varios dirigentes que se encontraban en la tribuna que luego brindaron un cálido aplauso.
Sin embargo, el descontrol se hizo presente cuando el cortejo se detuvo frente a la sede municipal (que ocupó como intendente durante tres períodos consecutivos desde 2003), en donde el actual jefe comunal Pablo Petrecca (Juntos por el Cambio) colocó una Bandera Nacional sobre el ataúd.
Allí se pudo observar a una gran cantidad de personas, comprensiblemente congojadas ante la irreparable pérdida de su referente, amontonarse y sin respetar ningún distanciamiento. Ninguna autoridad hizo nada para prever y evitar que eso sucediera.
La misma escena se repitió en el cementerio Parque Rosedal, en donde el propio presidente Fernández estuvo rodeado de una gran cantidad de personas.
El incumplimiento de las restricciones ordenadas por el Gobierno nacional y provincial que incluyen estrictos protocolos, una vez más, quedó en clara evidencia.