Inclusión social, participación ciudadana y políticas públicas

30.8.2021. La inclusión, entendida desde un punto de vista social, tiene que ver con el trabajo que diferentes personas e instituciones realizan a diario para asegurar que grandes sectores de la sociedad no queden por fuera de esta y empeoren sus  condiciones de vida. La inclusión social significa integrar a la vida comunitaria a todos los miembros de la sociedad, independientemente de su origen, de su actividad, de su condición socio-económica o de su pensamiento. Normalmente, la inclusión social se relaciona con los sectores más humildes, pero también puede tener que ver con minorías discriminadas y dejadas de lado.

Los métodos a los que se recurre para llevar adelante el fenómeno de inclusión social pueden ser muy variados, aunque por lo general tienen que ver con proveer a esos sectores desprotegidos y discriminados con todos aquellos medios necesarios para poder desarrollar un estilo de vida digno y estable. En este sentido, la inclusión social puede significar asegurar trabajo, salud, viviendas dignas y seguras, educación, seguridad y muchas otras cosas que contribuyen a que toda la sociedad se desarrolle de manera orgánica y ordenada. Ya en el transcurso de la pandemia Covid 19 hemos visto de la importancia del derecho a la conectividad a internet y el pleno derecho a la accesibilidad para personas con dificultades con su salud. La inclusión social es un fenómeno característico de estos últimos años en los que las crisis económicas mundiales y regionales han hecho que importantes sectores de las poblaciones humanas entren en desamparo y abandono.  Consecuentemente podemos afirmar que hay respeto y consideración de los derechos humanos si hay inclusión social en nuestras sociedades como también podemos afirmar que sin inclusión no hay posibilidad de derechos.

Participación ciudadana

El término participación ciudadana hace referencia al conjunto de acciones o iniciativas que pretenden impulsar el desarrollo local y la democracia participativa a través de la integración de la comunidad al ejercicio de la política. Está basada en varios mecanismos para que la población tenga acceso a las decisiones del gobierno de manera independiente sin necesidad de formar parte de la administración o de un partido político.

Otra forma en que se manifiesta la participación ciudadana es a través de las Organizaciones de la Sociedad Civil OSC las cuales pugnan por ciertos temas sociales sin sustituir en las funciones del gobierno sino evaluándolas, criticándolas o apoyándolas.  A partir de los últimos años esta participación se ha visto

incrementada notablemente por el uso activo de redes sociales y herramientas TIC a tal punto que algunos autores ya comienzan a hablar de una especie de ciudadanía y convivencia digital. Tengamos presente que casi treinta millones  de argentinos utilizan la red social más famosa ampliamente conocida por todos.

Cabe destacar también el avance notable que ha ocurrido en el campo de la sensibilización en cuanto a  discapacidad, personas mayores y su pleno derecho al uso y goce de las ciudades y la accesibilidad a las mismas. En la práctica falta mucho por hacer pero que el tema esté presente en los medios y en la agenda pública es un muy buen paso.

Hablar de inclusión en las sociedades contemporáneas presupone hablar de participación ciudadana. Ya que son los actores sociales de cada lugar los artífices directos de su propio destino y futuro. En muchos casos esa participación ciudadana termina plasmándose en políticas públicas. De este modo nos referimos a política públicas: son cursos de acción de un gobierno destinado a resolver y dar respuesta a la multiplicidad de necesidades y demandas de la sociedad.

Para finalizar deseo destacar que el trabajo por la inclusión social desde la generación de políticas públicas es virtuoso en la medida que se fomente ampliamente la participación ciudadana para producir mayor calidad institucional y pronta respuesta para los reclamos ciudadanos.

(*) Presidente Brisa Social ONG