Indefensión: habitantes de La Plata, en riesgo de intoxicación por falta de controles de alimentos

Indefensión: habitantes de La Plata, en riesgo de intoxicación por falta de controles de alimentos

4.12.2018. Literalmente, como lo sintetizó un médico consultado por este portal, la bacteria de la escherichia coli “está entrando a nuestras casas sin pedir permiso”. Esta infección intestinal, como se sabe, tiene varias formas de contagio, pero la que nos ocupa tiene que ver con la contaminación de los alimentos que vienen del campo y, al llegar a la ciudad, no atraviesan los controles respectivos y exigidos.

Con una mezcla de corrupción, ineptitud, desconocimiento, desinterés, los habitantes de la ciudad de La Plata están corriendo riesgos, día a día, de ser contaminados con innumerables virus, agrotóxicos y bacterias provenientes de las frutas y verduras que no tienen ningún tipo de control por parte de la Municipalidad de La Plata.

El Mercado Regional de La Plata ubicado en Avenida 520 y 116, en la localidad de Ringuelet, está pensado como un lugar en donde toda la producción que ingresa a la ciudad tenga un lugar para que los mayoristas/productores puedan ofrecer, en subasta, sus productos a un precio adecuado para los vecinos.

Ese servicio está contemplado con controles fitosanitarios en busca de agrotóxicos, virus, bacterias y además poder hacer un seguimiento de todas las frutas y verduras que ingresan a la ciudad. Ese seguimiento implica que no tengan denuncias de otro Mercado con respecto a alguna irregularidad, falta de calidad o peligro.

El seguimiento o trazabilidad de los productos para conocer su origen y estudios hechos sobre su calidad son, en la actualidad, sólo una fantasía.

Sospechas de corrupción

Hoy, el Mercado Regional no tiene reglas. Más bien las tiene y, a decir de voceros que conocen sus mecanismos de funcionamiento, son “las reglas de la corrupción”.

Cuando la normativa indica que cada mayorista debe tener un sólo puesto de venta para no ocupar más espacio y dejar lugar a varios para mejorar la oferta/demanda en las subastas, hoy “ocupan varios puestos, por un aporte a la autoridad correspondiente”.

“También se viola la exigencia de que, por cada puesto, debe haber una cantidad mínima de bultos diarios vendidos, lo que no se cumple, siguiendo con la ocupación de varios puestos con otra colaboración al funcionario adecuado”, agrega la fuente.

De esa manera, al ser menos los proveedores que ocupan todo el Mercado, se ponen de acuerdo con los precios a ofrecer al minorista, desapareciendo uno de los motivos de existencia del organismo, que es la Subasta/Competencia.

“Además, no se realiza ningún estudio fitosanitario sobre el producto que ingresa, ni ninguna trazabilidad (de dónde viene), por lo que sale sin ninguna garantía de no estar libre de químicos, virus o bacterias que pueden causar graves daños a los que los consumen”, manifestó otro de los consultados. 

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Mercado Regional de La Plata.

Red clandestina de mercados paralelos

Para agregarle gravedad a este panorama, existe en la actualidad una enorme red paralela de mercados ilegales, en donde los productores realizan el acopio y posterior distribución, sin ningún control de salubridad, las frutas y verduras a los minoristas de la ciudad.

Se estima que un 50 por ciento del consumo de la ciudad pasa por estos Mercados Paralelos. Esto es de conocimiento, obviamente, de las autoridades de Control municipal.

Peligro de intoxicación

Norovirus y Salmonella, los patógenos más habituales.

Frutas y verduras están expuestas a la contaminación microbiana en cada etapa de producción (cultivo, transporte, envasado, almacenamiento y venta final). Uno de los riesgos está asociado al uso de agua en la producción agrícola, ya que esta puede ser un vehículo de transmisión de microorganismos patógenos como escherichia coli, salmonella o shigella. También el empleo de estiércol no tratado o contaminado puede acabar, a través de aguas subterráneas, en los cultivos. Si contiene agentes patógenos, estos pueden llegar a las plantas y contaminarlas.

Uno de los principales es escherichia coli, que se origina sobre todo en rumiantes, como el ganado vacuno y ovino, y que lo eliminan a través de las heces.

Las toxiinfecciones alimentarias son enfermedades que se producen por la ingesta de alimentos contaminados por microorganismos patógenos o sus toxinas y son las que suelen ocupar los titulares de las alertas alimentarias. Generalmente no son detectables en apariencia –aspecto, olor y sabor- pero suelen producir trastornos gastrointestinales, tales como dolor abdominal, diarreas, náuseas y vómitos, a veces acompañados de fiebre y en determinados casos pueden desencadenar enfermedades graves.

Tomando en cuenta que la fruta cuenta con un 90 por ciento de agua, es enorme la cantidad de virus y bacterias que puede traer ante la falta de un control adecuado, más tomando en cuenta las denuncias existentes que productores de la zona de Parque Pereyra hacen vaciar los camiones sanitarios sobre la producción a modo de abono.

Escherichia coli

Entre el más grave peligro, no el único, es la famosa escherichia coli, (famosa por encontrarse en hamburguesas de comida rápida). La bacteria intestinal E. coli Enterohemorrágica (EHEC) tiene un período de incubación medio de tres a cuatro días y la mayoría de pacientes se recupera en diez días, pero en una pequeña parte de los pacientes -principalmente niños y personas mayores- la infección puede llevar al Síndrome Urémico Hemolítico que se ha encontrado en alguna fruta de nuestra ciudad, y que puede estar en gran cantidad de la producción que se distribuye en los minoristas, con la combinación del vaciamiento de camiones atmosféricos sobre la producción, la existencia de ratas o moscas, la falta de control fitosanitario, lo que coloca a la población en una situación de gravísimo peligro por una crisis sanitaria de inimaginables dimensiones.

Un número creciente de brotes se asocian al consumo de frutas y verduras contaminadas por el contacto con las heces de animales domésticos o salvajes en algún momento durante su cultivo o manipulación. También se ha aislado E. coli productora de toxina Shiga en masas de agua (estanques y arroyos), pozos y abrevaderos, y se ha observado que puede sobrevivir durante meses en el estiércol y en los sedimentos de recipientes de agua. Se ha informado de casos de transmisión por el agua, tanto por agua de bebida contaminada, con la que se puede regar la producción, por la falta de control sanitario.

La E. coli O157:H7 puede vivir en ciertas condiciones en fuentes de agua, en el suelo; o sea, está esparcida por muchos lugares, y si tiene las condiciones que le gustan realmente, puede sobrevivir por varios meses.

En Estados Unidos se desarrolló la Iniciativa de Seguridad para la Lechuga, que aparentemente también se aplicará a la espinaca. El objetivo de esta iniciativa es controlar que en cada punto, desde el campo hasta la mesa del consumidor, se estén aplicando todos los programas diseñados para minimizar al máximo la posible contaminación de los alimentos. La Universidad a cargo opina que si los productores y consumidores ponen en práctica todos los reglamentos y conocimientos actuales bastaría para proteger al público en general.

“Obviamente estamos a años luz de tomar estas precauciones, ya que el sistema fitosanitario fue desmantelado en el Mercado Regional, y existen innumerables mercados paralelos, además de no hacerse control alguno a los productores”, agregó el vocero a este portal.

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Ejecutivo y Concejo, en silencio cómplice

Esta falta de control por parte del Ejecutivo viene acompañada del silencio de varios miembros del Concejo Deliberante, quienes se reunieron con Eugenio Sirolli, presidente de la Cámara del Mercado que representa a los mayoristas y que exige que se cumplan con las reglas que hagan “volver al Mercado Regional  a sus orígenes para no ser víctimas de constantes aprietes y coimas, por parte de funcionarios, para proteger a los ciudadanos con los controles adecuados”.

“Queremos volver al sistema de subasta transparente para que los precios los coloque el mercado minorista, con la oferta y demanda, y no un grupo de mayoristas que se ponen de acuerdo”, expresó un productor de la zona.

Por eso llama la atención la falta de pedidos de informes de los concejales, mucho menos un alerta alimentario. Aunque la gravedad es enorme, ni pedido de intervención a la Defensoría del Pueblo platense para cuidar lo que puede convertirse en una intoxicación masiva.

 

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