Miércoles 24.4.2024
6.1.2020. Corría el mes de enero de 2016 en La Plata y la flamante gestión del intendente de Cambiemos, Julio Garro, comenzaba a tomar medidas drásticas y muy sensibles, especialmente en las relacionadas a la estabilidad laboral de sus empleados: los despidos, bajo la fómula de “no renovación de contratos”.
Enfocado el diagnóstico en la gestión de su antecesor Pablo Bruera, causal de la sobreabundancia de personal, Garro procedió a dar de baja a centenares de contratos. Y las protestas no tardaron en llegar.
Fue el 8 de enero de ese año cuando la movilización a las puertas del Palacio municipal ubicado en calle 12 entre 51 y 53 fue duramente reprimida por efectivos policiales, cuya consecuencia fue ver a varias mujeres y hombres heridos con balas de goma.
En octubre de 2019, Garro fue reelecto por otros cuatro años al frente de la Municipalidad platense. El 10 de diciembre comenzó su segundo mandato y, como primeras medidas a tener en cuenta, figuraba el del achicamiento del personal contratado: ahí no tuvo a quién echarle la culpa por el supuesto crecimiento de esa planta.
Si bien las cifras no son precisas, entre los contratados para prestar servicios en distintas dependencias administrativas del municipio y cooperativistas, son alrededor de 1000 quienes se quedaron sin trabajo.
Tanto el diputado justicialista bonaerense Guillermo Escudero como el Sindicato Obreros Empleados Municipales de La Plata (SOEMLP) se manifestaron en contra de esas medidas dispuestas por Garro y las repudiaron, para luego reclamar la urgente reincorporación de despedidos.
Por ese motivo, la mencionada entidad sindical realiza este lunes un paro y movilización hasta la sede municipal para exigir la “inmediata reincorporación de los trabajadores despedidos en las diferentes áreas”.
