Martes 23.4.2024
14.8.2019. Un día después de haber quedado a más de 15 puntos de distancia de Alberto Fernández, quien con su lista del Frente de Todos fue el precandidato a presidente más votado en las PASO del domingo, el presidente de la Nación, Mauricio Macri, ofreció una conferencia de prensa en uno de los salones de la Casa Rosada.
En rigor de verdad, por lo observado, Macri se presentó como integrante de una fórmula presidencial que compitió y competirá en una elección, dado que a su lado estaba su candidato a vice, Miguel Pichetto.
La presencia de Pichetto fue un claro mensaje de que el Gobierno sigue en clave electoral, sino no se explica su rol en la conferencia de prensa en Casa Rosada. Al menos, el protocolo establece otros criterios en este tipo de situaciones.
En esa conferencia, el presidente no anunció medidas de gobierno para contrarrestar los efectos negativos que le causó la derrota, sino que denostó el resultado en contra. Culpó a la oposición de los males del país por haber triunfado, por la devaluación que provocó el aumento del dólar, por la caída de las acciones de las empresas argentinas, por el desinterés de los inversores en apostar por la Argentina.
“Hoy (por el lunes) estamos más pobres que el viernes antes de las PASO”, manifestó el presidente. Y como todos pudieron observarlo, descargó toda su furia contra el kirchnerismo, que según su criterio “no tiene credibilidad en el mundo económico”.
Por si faltaba aclararlo, no está de más decir que Pichetto no es funcionario del Gobierno. Es senador nacional en representación de la provincia de Río Negro y aliado del Gobierno de Macri en las elecciones.
Si desde el Gobierno pretendieron dar un marco de institucionalidad a dicha conferencia, en lugar de Pichetto debería haber estado la vicepresidente en ejercicio, Gabriela Michetti.
